La exposición "Color como pretexto" ha reunido a siete pintores andaluces con el nexo común de la amistad y la formacion en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla; con una visión artística diversa y unificadora, a través de la emoción del color y la pintura han llevado la colección por diversas ciudades y pueblos de Andalucía.
Rafael Cerdá, Juan José Gómez de la Torre, David Sancho, Miguel Ángel Rodríguez, Rafa López, Guillermo Bermudo y Francisco Alarcón son los artistas que conforman esta exposición.
Se inició en Málaga en 2021, en la Sala expositiva de la Hermandad del Santo Sepulcro, y continuó en la sala de exposiciones de el Teatro Godínez de Moguer; en 2022 en la Sala expositiva Las Tejerinas de Estepona, Museo Cruz Herrera de la Línea, Sala Antiqvarium del Ayuntamiento de Sevilla, Ateneo de Mairena del Aljarafe, Sala La Almona de la Casa de la Cultura de Dos Hermanas, sala expositiva de la Casa de la Cultura de Alcalá de Guadaira; y en 2023 en la Sala de exposiciones Mateo Inurria de la Escuela de Artes y Diseño de Córdoba y en el Convento de Corpus Christi de El Viso de el Alcor.
“Un buen pintor necesita sólo tres colores: negro, blanco y rojo”. Era rotundo Tiziano Vezellio el maestro del Renacimiento al enjuiciar las necesidades de un pintor. Una visión sintética para el que fue mago del color. Una visión técnica para completar con la emoción del que lleva la emoción. “Los colores, al igual que las facciones, cambian con las emociones” reivindicaba Pablo Picasso. Una realidad que abre el abanico, mejor la paleta si tenemos que teorizar sobre el color. El color y los colores. Expresan, deforman, encubre, sienten y hacer sentir, descubren mundos, generan estados de ánimo, identifican, trascienden el espacio para generar universos inabarcables, son producto de una técnica, pero acaban convirtiéndose en una poética. Colores que identificaron sentimientos y que clasificaron estados de ánimo, pero que también dividieron pueblos y enfrentaron a personas. Colores como símbolo de la emoción y como mejor medio de expresión.
“La función principal del color debe de ser para servir a la expresión”, la sentencia de Henri Matisse que hace romper las líneas, el dibujo, el esquema o cualquier planteamiento previo. Alguien que puso su creación al servicio del color y que, cuando fallaron las manos, hizo que sobreviviera el color por encima de cualquier otro planteamiento.
Color. Colores como símbolo de variedad inabarcable. Porque existe el rojo y los rojos, el azul y los azules, el verde y los verdes. Hasta el negro tiene matices. Y hasta el blanco. Aunque sea la ausencia de color. O la masiva presencia. Porque el color va más allá de una forma que sigue a la función. Es inclasificable. Para Paul Klee era “el lugar donde nuestro cerebro se encontraba con el universo”. Es el oro que Gustav Klimt sentía crear cada vez que se enfrentaba a sus lienzos. Son los ocres de Velázquez. Y los azules de lapislázuli de Murillo. Y la pincelada mínima de los flamencos. Y el rojo de Van Eyck. Y los amarillos de Van Gogh. Y las tierras de Rembrandt. Y el nácar de Vermeer. Y los contrastes de Artemisia Gentileschi. Y la pureza de Miró. Y el rojo de Matisse. Y los blancos de Berthe Morisot. Y los azules de Sorolla. Y los contrastes de Gauguin. Y la poesía de Mark Rothko. Y la libertad de Pollock. Y la monocromía del Guernica. Y las amapolas de Monet. Y las tintas planas del mundo Pop. Y las texturas de las viejas goyescas que comen sopa. Y el trazo de los expresionistas. Y Venecia. Y París. Y Sevilla. Y la Polinesia. Y el Greco. Y los rojos de Altamira.
Todo es de color en un mundo de espacios infinitos. “El color lo es todo. Cuando el color está bien, la forma está bien. El color lo es todo; el color es vibración como la música; todo es vibración”. Con esta rotundidad se expresaba Marc Chagall, uno de los grandes magos del color. Y con esta rotundidad, cinco creadores
apuestan por el color como texto y pretexto para un proyecto expositivos. Cinco pintores de inspiraciones diversas, pero con el nexo común del color como un aglutinante para reflexionar en torno a esa forma mágica de expresión. De la figuración a la abstracción. Del plano pop, al trazo expresionista. De la ilustración al cómic, pasando por la referencia a los clásicos. Cinco nombres en torno al color. A los colores. Trazos libres y expresivos en la obra de Francisco Alarcón, en una pintura matérica donde el color se hace altorrelieve de emociones. Baile de curvas sobre un universo de colores en los cuadros de Rafael Cerdá, una invitación al movimiento y a la ruptura de fronteras. El cómic y hasta el grafitti interpretando con inteligencia las realidades para convertirlas en la fantasía de Rafa López. Los trazos mágicos de Miguel Rodríguez, síntesis en el dibujo, fantasía arrolladora en los colores. Y las texturas de David Sancho, sus colores libres ocupando espacios, creando mundos, saltándose las rígidas reglas de lo cotidiano.
Cinco pintores para infinitos matices. Para infinitos colores. Para infinitas interpretaciones. Una muestra que invita a la sentencia de Matisse “El color debe ser pensado, soñado, imaginado”.
Que así sea.
Exposición comisariada por los pintores Rafael Cerdá y Guillermo Bermudo, EFIGIES está inspirada en una práctica común a finales del siglo XIX y primcipios del siglo XX, muestra ahora esta versión contemporánea llena de matices y riqueza plástica. que reúne la obra de 67 artistas que han retratado a otros colegas y amigos pintores. Mi pintura capta la imagen de mi colega "David Sancho", una obra en acrílico sobre tabla de 35 x 25 cms.
La muestra ha viajado por Andalucía, comenzando en 2020 en el Museo de Alacalá de Guadaíra, Ayuntamiento de Carmona,; en 2021 en los Claustros de Santo Domingo de Jerez ; en 2022 en la Casa de la Provincia de Sevilla y en 2023 en la Sala Portón de Alhaurín de la Torre.
EFIGIES
Del lat. effigies.
1. f. Imagen o representación de una persona.
2. f. p. us. Personificación, representación viva de un sentimiento. La efigie del dolor.
Representar una persona no es, simplemente, llevar sus rasgos a una superficie plana. Va mucho más allá. Se lleva una parte de su cuerpo, pero, si estamos ante un buen retrato, se capta una parte de su alma. El escritor Anatole France lo sentenció en una frase:“Un buen retrato es una biografía pintada.” Y una biografía abarca el momento presente y la referencia al pasado, la acumulación de experiencias y de sensaciones, el recuerdo de hechos y la ordenación de emociones vividas, el tiempo pasado y hasta el tiempo por venir. Un retrato es más que una representación, un retrato se acaba convirtiendo en "la imagen de" y en "la imagen per se".
Así se entendió a lo largo de la historia. Así lo entendieron en las civilizaciones orientales, que borraron retratos para borrar memoria; así lo entendieron aquellos iconoclastas que destrozaban los rostros de los primitivos santos cristianos en las iglesias bizantinas; así se entendía por los verdugos de la Edad Moderna que quemaban la efigie de alguien cuando el protagonista no había sido apresado. El retrato es la memoria y es la realidad, es la pervivencia y es la eternidad del retratado. Mucho más que un símbolo.
Ver, verse y ser visto. El retrato es la imagen con la que te ven. El hombre suele tener una visión deformada de si mí mismo porque se contempla en espejos que le devuelven una perspectiva contraria a la realidad. La realidad necesita ser captada por alguien que te vea desde fuera y que traslade la tridimensionalidad a la bidimensionalidad. Duro ejercicio de simplificación que se puede centrar en un rasgo, en una ceja marcada, en un brillo de la mirada, en una arruga definida, en un ceño fruncido, en una boca relajada, en una emoción contenida. Todo un universo de elementos que se sintetizan en un lienzo que es mucho más que unos trazos, es el ejercicio de captación sicológica que explicaba Richard Avedon: “A menudo siento que la gente viene a mí para ser retratada como irían a un médico o a una adivina; para averiguar cómo son”.
¿Y si el artista mira a otro artista? A lo largo de la historia han sido numerosos los pintores que captaron sus rasgos en autorretratos que partían del uso de espejos, miradas variadas que pueden ir del narcisismo de Durero a la introspección sicológica de Rembrandt o Van Gogh, pasando por la esquematización de Picasso olaserializaciónPopdeWarholl. Unejerciciodecaptaciónsicológicaquepodía establecer líneas de conexión entre los propios artistas, algo habitual entre los pintores posteriores al Impresionismo.
La presente exposición viene a profundizar en esta visión a varias bandas entre pintores y pintoras que han prestado su rostro a la interpretación de otra mirada, creaciones que captan el rostro de otros creadores, un juego que establece una ruptura entre los límites de la propia mirada y de la propia percepción que cada
autor tiene de sí mismo. Un proyecto en el que desaparece el yo para captar el tú, un experimento de ruptura en el que podemos ver al que mira siendo mirado por el otro, al que desnuda otras almas siendo desnudado, al que investiga en el pasado de su alrededor siendo investigado por la percepción del otro.
Una exposición que hace honor a su catalogación de colectiva: colectiva es la mirada, colectiva es la actuación, colectivo es el esfuerzo, colectivo es el resultado. Desde la libertad del trazo y de la técnica. Del lápiz, al óleo pasando por la acuarela y otras técnicas. Del posado al retrato imaginado. De la recreación microscópica a la síntesis del cómic. Del dibujo depurado a la expresividad del trazo suelto. Del color al blanco y negro. Con una amplia gama de matices y de polivalencias. Porque el ser humano es así de poliédrico.
Y la vida.
Y la existencia.
Aquí se retrata en un puñado de personificaciones en las que los retratados ya sólo son lo que el artista ha visto, ha sentido y ha pintado.
AUTORRETRATO / FRANCISCO ALARCÓN
Cuando el autorretrato nace como género en el Renacimiento, el pintor reclama y proclama con su retrato representado en la pintura la importancia de su estudio, de su búsqueda artística y espiritual, del valor del artista y su aporte descubridor a la sociedad. Cuando el pintor se autorretrata busca en su interior representar la forma como el reflejo de ese algo más, la búsqueda de una verdad que se conecta con los demás seres; ese algo no es material, es algo espiritual y universal.
En esos intentos el ego malograría la pintura, solo brilla la luz de la pintura en el desprendimiento del yo personal, en la escucha serena de lo universal y partícipe del mundo infinito. En mi intento de autorretratarme, uno busca ser pintura en vez de ser yo, busca ser verdad plástica en vez de ser Francisco, y, de esta forma igual ,aparece el "yo soy" , más allá de la superficie de la carne.
Teléfono/WhatsApp: +34 659 626 510
E-mail: francisco@franciscoalarcon.com
Dirección: C. Argentina 20, local bajo- 29680 Estepona (Málaga)
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